lunes, 28 de noviembre de 2011

20 preguntas a Roberto Martínez, Venezuela.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Sobre la vida privada de los seres imaginarios. Para hacerla pública.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Escribir siempre que haya algo que escribir. Con sol o con luna, da igual.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

Calibán, de Roberto Fernández Retamar. No veo en ella la gran importancia que, me dicen, debería ver. Pero tal vez es una tara mía: puedo ser un gran miope.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

Son tantas que resulta aterrador pensarlo. Digamos que Portafolio del navío desmantelado, de Luis Fernando Álvarez; o El círculo de los tres soles, de Rafael José Muñoz.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Hay varias obras maestras que nunca he leído. El Ulises de Joyce, por ejemplo. Pero no creo haber dicho nunca que sí la leí.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

No lo puedo revelar. Arruinaría la pregunta.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

En Venezuela tal cosa no existe. O existe como práctica casi secreta, en círculos reducidísimos e incomunicados entre sí. De modo que no, no hace el más mínimo daño.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Creería que alguien me echó alucinógenos en el café y correría a la sala de emergencias del hospital a pedir un lavado estomacal.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

Yo nunca he entendido muy bien qué es “el Estado”. Por lo tanto, no tengo la menor idea de si debe o no pagar a los escritores para que hagan lo único que, por lo general, saben hacer.

10. ¿La escritura creativa puede aprenderse en un taller?

En un taller puede afinarse la conciencia autocrítica, eso es mérito suficiente. No hay que pedir más.

11. ¿Qué es un best-seller?

Siempre será un enigma para mí lo que hace que un libro se venda.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

¿La fe profunda en lo que escribe?

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

Moriría de hambre como publicista, soy incapaz de eslogan alguno. En cualquier caso, creo que el hábito o el vicio de la lectura, como el amor o la gripe, simplemente llega, en un momento dado, a alguien. Y otras veces no llega nunca, y punto. Es un hecho, casi fatídico, casi irremediable. Hay lectores y no. Hay amantes y tías solteronas. Así es la vida, ¿no?

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Moby Dick.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

El único libro que alguna vez robé fue uno de los primeros poemarios de Hanni Ossott. Lo robé de una pequeña biblioteca parroquial. Durante años me sentí culpable por eso. Y un día, ya no podía más, decidí devolverlo. Fui, libro en mano, al lugar, avergonzadísimo, tristísimo. Pero ya la biblioteca no existía. Y nadie sabía nada sobre el destino de los libros que la habían habitado.

16. ¿Raya los libros?

Sí, no puedo evitarlo. Si son míos los rayo y subrayo y lleno los márgenes de signos y anotaciones (“chulitos”, los llama una amiga) que luego ni yo mismo entiendo. Si son prestados, en cambio, sufro por no poder rayarlos.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

Tal vez con esa imagen tétrica y hermosa del sótano del que habla Kafka en sus cartas. El sótano como lugar ideal para leer y escribir. Como único lugar posible.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

No puedo imaginarme, por más que trate, gobernando nada. No tengo ese don, o ese tipo de cabeza. No sé poner reglas. Me mortifica enormemente la idea. Y entre tanta mortificación, no se me ocurre nada.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

La de Esquilo. Un águila iba volando por los cielos griegos con su presa –una tortuga– entre sus garras y, por alguna razón misteriosa, la dejó caer. Esquilo, que caminaba bajo esos cielos, acaso imaginando la difícil resolución de una tragedia, recibió el golpe de la tortuga en su cabeza. Fue una muerte rápida, quiero creer. Lo malo de haber dicho esto, ya que creo en el poder de la palabra, es que ahora no podré ir a Grecia. O iré con casco.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

Eso no lo puedo responder. Soy un poco supersticioso. Si me imagino mi último aliento, mis últimas palabras, capaz las escribo y caigo muerto al suelo. Entonces, prefiero callar. Un asunto de supervivencia.

martes, 22 de noviembre de 2011

20 preguntas a Eduardo Varas, Ecuador.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Escribir sobre lo que quieras, pero escribir bien.

2. ¿Escribir de día o de noche?

De día. En la noche hay que atender diversos roles en casa.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon. A lo mejor el sobrevalorado es “mi yo lector”, pero hasta ahora no encuentro nada que me permita dialogar con esta novela… y eso que la he leído más de una vez.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

The Thin Red Line, de James Jones. Si bien el director Terrence Malick se encargó de darle la importancia que se merece con la hermosa película que hizo basada en esta novela.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Los miserables, de Víctor Hugo.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

Los manuscritos por ahí guardados de escritores fallecidos y que deberían permanecer en ese estado: leyendas.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Sí, especialmente para escribir algo valioso.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Lo celebraría con una botella de vino, y luego iría a arreglar mis pagos de derecho de autor con los “piratas” con una Colt 9mm escondida en el gabán.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

No. El Estado tiene que preocuparse de cosas más importantes y el escritor debe escribir con cierta conciencia de abandono, de riesgo y de vértigo.

10. ¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?

No, pero en un taller se puede pasar un buen rato con gente que también quiere escribir.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un libro que a muchos ha gustado. Nada más.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

La disciplina para escribir.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

“Un libro es un arma semiautomática. Lee uno y mátalos a todos”.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Ubik, de Philip K. Dick.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño… como lugar común.

16. ¿Raya los libros?

Siempre. No concibo los libros sin rayones. Un libro te hace daño, te cambia la cabeza, te vuela los sesos y esa relación debe ser recíproca.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

Me dicen que me autopromociono de manera exagerada… y me río, porque si tuviera ese “don” conmigo estaría trabajando para la Coca Cola y tendría un Pontiac en mi garage.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

Que no crean en nada de lo que yo les diga, como hay que hacer con todos los gobernantes.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

La de Juan Dahlmann, de El sur, de Jorge Luis Borges. Claro, no me interesa el desenlace, pero sí agarrar con firmeza el cuchillo.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

“Esta novela no salió tan mala. La siguiente deberá tener menos errores”.

viernes, 18 de noviembre de 2011

20 preguntas a Enrique Planas.-

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Las disyuntivas teóricas me son indiferentes cuando empiezo un proyecto de ficción. Generalmente voy tanteando de forma intuitiva. Sin embargo, si veo lo que he escrito hasta ahora me doy cuenta que todo tiene que ver con mundos íntimos y escenas privadas. Pero jamás pontifico ni propongo determinadas formas de entender la literatura. Tampoco creo en conceptos puros y sin fracturas.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Más bien cuando puedo robar tiempo al trabajo y la familia. Hoy hacer dormir a mi hija recién nacida es mi prioridad. Ya me encerraré luego a teclear.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

La Biblia. Personajes tan unidimensionales y un Dios tan omnisciente que no lo soporto. Para rescatar: El cantar de los cantares.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

El olvido en una constante en nuestra tradición literaria. Un condenado al olvido por los críticos y el establishment de su tiempo fue el poeta de vanguardia y venenoso libelista Alberto Hidalgo. No hay injusticia mayor.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Nunca digo que he leído libros que no he abierto. El ridículo al verte descubierto es mayor al de aceptar simplemente tu ignorancia. ¿Qué dirán los amigos mexicanos si digo que, salvo Aura, no he leído ningún otro libro de Carlos Fuentes?

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

El mundo debería leer a Oswaldo Reynoso, maestro de todo escritor peruano menor de 50 años.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Prefiero la simple admiración. El culto te vuelve monoteísta. Y son tantos los autores por leer que rezarle a uno solo evidencia una enfermiza falta de curiosidad.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Me sentiría ingenuamente feliz. Que sea el editor quien denuncie el robo.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

A veces los escritores deberían pagar para que los lean. Detesto al escritor que busca una pensión de un Estado benefactor. Prefiero un Estado que invierta en médicos y profesores de inicial, primaria y secundaria.

10. ¿La escritura creativa puede aprenderse en un taller?

No, pero prende la chispa en un tallerista que está a tope de combustible.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un misterio.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

Su capacidad para vencer el desaliento.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

Busquen a un publicista para eso.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Estoy en todos los libros que he escrito. Sería ridículo reflejarme en otro espejo.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Lo recuerdo bien: La juventud en la otra Ribera, un manojo de cuentos de Julio Ramón Ribeyro editado por Argos Vergara. Primera edición de 1983. Lo robé del stand de una feria del libro al año siguiente. Tuve un castigo: nunca pude conocer al escritor en persona.

16. ¿Raya los libros?

Debería hacerlo más.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

Dicen que soy un escritor “que conoce el mundo femenino”. No hay estupidez más grande que esa.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

Decretaría la inmediata revocatoria de los presidentes improvisados. Yo el primero.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

Prefiero ser como ese soldado ruso del cuento popular que metió a la muerte en un saco y solo la dejó salir, muchos años después, cuando él quiso.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

“¿Esto nada más?”

martes, 15 de noviembre de 2011

20 preguntas a Ernesto Ronsino.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Hay que escribir sobre todos los temas. Incluso sobre esa frontera, fabricada, ficcional, entre lo público y lo privado.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Escribo de día, en esas primeras horas de la tarde. Cuando encuentro mayor conexión con el mundo.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

No me gusta hacer ese tipo de juicios de valor. Decir cuál es la obra más sobrevalorada es una forma de sobrevalorar la opinión personal.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

Pienso lo mismo que la pregunta anterior, pero voy a mencionar a dos autores argentinos que me gustan mucho y que circulan silenciosamente: Miguel Briante y Antonio di Benedetto.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Paraíso perdidode John Milton.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

El poeta Bustriazo Ortiz.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Si la escritura es un medio para la estetización del autor y si esa estetización, además, es operada por una industria cultural, es peligroso y es necesario intervenir para recordar, por ejemplo, la huella artesanal, existencial de la escritura.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Me compraría uno.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

Debe generar condiciones favorables para que se desarrolle el campo cultural. Pero eso no quiere decir que condicione o pague la vida material de un autor.

10. ¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?

No se aprende a escribir en un taller. Se puede, más bien, incorporar un entrenamiento de escritura. Los talleres – durante tres años di talleres – son espacios de entrenamiento.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un producto.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

La disciplina para trabajar.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

“Cuidado: los libros muerden”.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

La odisea, de Homero.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Nunca robé un libro, pero estuve a punto de hacerlo. Eran las cartas entre Rainer María Rilke y Lou Andreas-Salomé. Tenía unas fotos geniales, era una edición viejísima que encontré en una librería del barrio Caballito, en Buenos Aires. No tenía plata encima y pensé en robarlo. Cuando volví a la librería a comprarlo ya no estaba.

16. ¿Raya los libros?

Hay épocas. Está bueno marcarlos.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

No lo sé.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

No me puedo imaginar dando órdenes.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

No se me ocurre.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

Inventaría un verso. O diría “gracias”. Inventaría un verso diciendo gracias.

20 preguntas a Ma. Eugenia Ramos.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Siempre hay una mezcla entre lo privado y lo público. Cuando escribimos de un asunto público mezclamos elementos de la vida privada, ya sea nuestra o de los demás, y cuando se escribe sobre la intimidad siempre hay un contexto público detrás.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Mi ideal sería escribir de día, pero ahora depende de las condiciones.

3.¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

En general se sobrevaloran aquellas que se escriben como sobre una plantilla, apelando a los ingredientes que “venden más”, como el sentimentalismo, que es distinto al sentimiento y a la sensibilidad.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

Entre las muchas obras que merecerían reeditarse está la del escritor ruso Vladimir Korolenko.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Hay muchas obras maestras que no he leído, lo confieso con culpa. Recuerdo Ulises, de James Joyce. Tenía que leerla y escribir un ensayo sobre ella, y le dije al profesor que ya lo había hecho, pero no era cierto. Nunca pude terminarla.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

¡En América Latina somos 25!, según la FIL. Pero sin duda hay muchos más esperando ser descubiertos.

7.¿Hace daño el culto al escritor?

Hace mucho daño el culto a la personalidad, cualquiera que sea. Desde luego que es más dañino el culto a la personalidad de un político.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

No creo que eso pase, pero si fuera el caso, buscaría los recursos legales necesarios. “Clonar” un libro para una clase porque no se puede comprar es entendible y muchas veces necesario, pero hacer copias para negocio es una barbaridad.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

Las becas y estímulos son necesarios, siempre y cuando no se concedan por motivos políticos o de compadrazgo, sino por méritos.

10. ¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?

Pueden aprenderse las herramientas, pero el talento no se puede aprender.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un producto de consumo con excelente mercadeo, no necesariamente una buena obra.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

La disciplina, porque yo no la tengo.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

La frase ha sido muy utilizada, pero me gusta: “Apaga el televisor y enciende tu cerebro”.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Me gustaría ser Las mil y una noches, en una edición muy bien cuidada y con hermosas ilustraciones. Pero me conformaría con ser un libro más pequeño, siempre en una edición muy buena.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

En mi adolescencia, mi padre era editorialista en un diario, y yo acostumbraba llegar a su oficina después del colegio. Mientras lo esperaba para irnos a casa leía cualquiera de los libros que tenía esparcidos sobre el escritorio. Una vez comencé a leer uno que si mal no recuerdo era una novela, donde aparecía la descripción de unas torturas cometidas por los nazis, incluyendo el uso de perros para violar prisioneras. No se me ocurrió llevármelo y lo dejé para retomar la lectura otro día; pero cuando regresé, mi padre lo había escondido. Es el único libro que no me dejó leer, y siempre me he preguntado qué libro sería, porque no puedo recordar el nombre, así que a lo mejor debí habérmelo robado.

16. ¿Raya los libros?

Sí, a veces, para destacar una frase que me gusta mucho. Pero si es una edición muy cuidada, en buenos materiales y con buen diseño, no lo hago.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

Si construir una realidad propia es un cliché, entonces con ese me identifico.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

No son los gobernantes quienes deben ser obedecidos, sino las leyes, especialmente cuando son justas. Pero una regla que ojalá toda la ciudadanía aprobara sería hacernos responsables por nuestros niños, los animales y la naturaleza

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

Sé cuál no me gustaría tener, la de Don Quijote, porque murió de tristeza, convencido de que sus hazañas habían sido locuras. Es decir, murió de haberse doblegado ante el convencionalismo.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

“¡Pero si vengo empezando...!”

lunes, 14 de noviembre de 2011

20 preguntas a Nona Fernández.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Lo público en lo privado y viceversa.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Cuando se pueda.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

Me guardo el secreto.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

No sé si olvidada, pero no valorada al nivel que se debiera: Patas de perro, de Carlos Droguett.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Muchas, pero asumo mi falta. Todavía no invento lecturas que no he hecho.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

Yo.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Sí.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Compraría una.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

No necesariamente. El escritor debe escribir, porque debe escribir.

10. ¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?

No.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un libro que aparece en la lista de los más vendidos.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

El tiempo para dedicarse sólo a escribir.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

Lea.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Uno mío.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Uno caro.

16. ¿Raya los libros?

Sí.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

Con el cliché de: “no creo en los clichés”.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

Ríase, hace bien.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

La de las comadrejas de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Morían de la risa.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

Serían un sonido: una buena carcajada.

20 preguntas a Javier Mosquera.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

¿Si escribes sobre algo privado no lo haces público al publicarlo? Perdón, mis antepasados me asaltaron las ideas y me hicieron responder con otra pregunta. Costumbre muy de ellos. Las cosas públicas son, en el mejor de los casos, vergonzosas. Prefiero escribir sobre lo privado

2. ¿Escribir de día o de noche?

A veces escribo a las cuatro de la mañana, de día, pero en realidad es de noche. Si se hace de día, existe el peligro de los besos en el cuello y la cerveza con los amigos. De noche, habrá que cuidarse de fantasmas y pesadillas. Tomadas las debidas precauciones, es igual.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

La mía, por supuesto.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

También la mía, qué remedio.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Harry Potter de J.K. Rowling.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

Cómo poner la primera palabra en una página en blanco.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

El escritor es un sátrapa, embustero y usurpador. Firma los libros, se toma las fotografías y recibe los homenajes. Pero quien escribe, en realidad, es el autor y a ese solo es posible encontrarlo en los espacios en blanco que quedan entre las palabras y las líneas.

No solo hace daño, es un error imperdonable darle relevancia (un ejemplo claro son las respuestas de este escritor a esta entrevista. Yo recomendaría no hacerle mucho caso).

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Con una inmensa alegría. Eso significaría que mis libros se leen o se venden tanto que los bucaneros de la fotocopia ya lo tienen como uno de sus tesoros.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

El que paga es el jefe, ¿no es verdad? Y el jefe manda al empleado a hacer lo que a él le da la gana. ¿Necesito extenderme más?

10. ¿La escritura creativa puede aprenderse en un taller?

En un taller se enseña a iniciarse en el oficio. Los demonios son personales y se llevan consigo, o no se llevan.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un artículo que sirve para que un librero sea agradable a la vista. Vienen en diferentes tamaños, colores y grosores. En algunos lugares pueden conseguirse por metro. Si no se tiene mucha gracia, es bueno contratar a un especialista para que el resultado final cumpla con las exigencias del diseño interior de actualidad.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

No soy ni chismoso ni voyeur, así que no conozco los hábitos de ningún otro que escriba. Pero puedo imaginar a alguno en el mundo que se instala frente a la computadora y escribe y escribe sin descanso y que es alimentado a través de una sonda y que solo se levanta para ir al baño y que es capaz de vivir en los mundos que inventa. A ese envidiaría.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

“Leer sirve para todo, menos para ser político o soldado”.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Uno ni grande ni pequeño, más gordo que delgado y con la parte de arriba ya un poco pelona. Y el nombre, probablemente Rayuela.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

El guión de la película de Woody Allen, Robó, huyó y lo atraparon (Take the Money and Run).

16. ¿Raya los libros?

Con lápiz.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

“Escribes bien, pero tus textos son muy complicados”. Pero, ¿qué quieren?, si vivo en la casa que queda frente al manicomio.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

No obedecer regla ninguna.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

Pues la de aquel de la canción, “no estaba muerto, andaba de parranda”.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

Toco madera, viro y reviro. Botellita de jerez por si acaso.

martes, 8 de noviembre de 2011

20 preguntas a Emiliano Monge.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Sobre lo privado. Incluso en lo público, busco siempre lo privado. Que el mundo exterior, las acciones y la vida de los otros solo tengan sentido si alumbran el carácter del personaje, si iluminan sus impulsos más profundos.

2. ¿Escribir de día o de noche?

De día, en la mañana, lo más temprano posible y hasta que el cuerpo aguante.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

¿Objetiva o subjetivamente?

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

Mis amigos, de Emmanuel Bove.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Siempre he querido leer Los miserables, de Víctor Hugo. No he dicho, en cambio, que la hubiera leído. Como todo buen mentiroso, no me expongo: me da terror que alguien me preguntara algo de la obra y descubriera que mentía.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

Emmanuel Bove.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Desgraciadamente, hace más escritores que daño.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Riéndome en la cara del pirata, habría tirado su dinero a la basura. Como lo tiran mis editores.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

El Estado no, los gobiernos, según qué países, sí. Aunque lo parezca, cuando un Estado le paga a un escritor no solo está gastando. Está invirtiendo. ¿Quién le debe a quien? Rulfo al Estado mexicano o el Estado mexicano a Rulfo. Es decir, cuánto obtuvo Rulfo y cuánto ha obtenido, no financiera sino culturalmente, el Estado mexicano.

10. ¿La escritura creativa puede aprenderse en un taller?

No. Solo se puede crear en silencio y soledad.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un libro que interesa a los piratas.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

La disciplina. Se necesita mucha confianza en uno mismo y carezco de esta absolutamente.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

”Prohibido leer”. O: “Leer mata”. O: “Leer conlleva riesgos para la salud”.

14.- ¿Si fuera libro cuál sería?

La tentación del fracaso, de Julio Ramón Ribeyro.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Nunca he robado ningún libro. Y no por una cuestión ética sino por una cuestión pusilánime. Siempre me ha faltado el valor necesario para robar los libros que, tantas y tantas veces, he querido robarme.

16. ¿Raya los libros?

Sin piedad. Me parece un acto de justicia elemental: ellos me rayan, yo los rayo, a lo Hammurabi.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

No lo sé. Para qué mentirte, en verdad que no lo sé. Si lo supiera lo diría, sin embargo no lo sé. Siempre quise saberlo pero nunca me dio nadie la respuesta.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

“Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

La muerte del capitán Ahab. Concentra el valor y la confianza en uno mismo que en mí no fueron puestas.

20.- Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

En mi último aliento no pienso decir nada.

20 preguntas a Emiliano Monge.

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Sobre lo privado. Incluso en lo público, busco siempre lo privado. Que el mundo exterior, las acciones y la vida de los otros solo tengan sentido si alumbran el carácter del personaje, si iluminan sus impulsos más profundos.

2. ¿Escribir de día o de noche?

De día, en la mañana, lo más temprano posible y hasta que el cuerpo aguante.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

¿Objetiva o subjetivamente?

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

Mis amigos, de Emmanuel Bove.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Siempre he querido leer Los miserables, de Víctor Hugo. No he dicho, en cambio, que la hubiera leído. Como todo buen mentiroso, no me expongo: me da terror que alguien me preguntara algo de la obra y descubriera que mentía.

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

Emmanuel Bove.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Desgraciadamente, hace más escritores que daño.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Riéndome en la cara del pirata, habría tirado su dinero a la basura. Como lo tiran mis editores.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

El Estado no, los gobiernos, según qué países, sí. Aunque lo parezca, cuando un Estado le paga a un escritor no solo está gastando. Está invirtiendo. ¿Quién le debe a quien? Rulfo al Estado mexicano o el Estado mexicano a Rulfo. Es decir, cuánto obtuvo Rulfo y cuánto ha obtenido, no financiera sino culturalmente, el Estado mexicano.

10. ¿La escritura creativa puede aprenderse en un taller?

No. Solo se puede crear en silencio y soledad.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un libro que interesa a los piratas.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

La disciplina. Se necesita mucha confianza en uno mismo y carezco de esta absolutamente.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

”Prohibido leer”. O: “Leer mata”. O: “Leer conlleva riesgos para la salud”.

14.- ¿Si fuera libro cuál sería?

La tentación del fracaso, de Julio Ramón Ribeyro.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Nunca he robado ningún libro. Y no por una cuestión ética sino por una cuestión pusilánime. Siempre me ha faltado el valor necesario para robar los libros que, tantas y tantas veces, he querido robarme.

16. ¿Raya los libros?

Sin piedad. Me parece un acto de justicia elemental: ellos me rayan, yo los rayo, a lo Hammurabi.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

No lo sé. Para qué mentirte, en verdad que no lo sé. Si lo supiera lo diría, sin embargo no lo sé. Siempre quise saberlo pero nunca me dio nadie la respuesta.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

“Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

La muerte del capitán Ahab. Concentra el valor y la confianza en uno mismo que en mí no fueron puestas.

20.- Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

En mi último aliento no pienso decir nada.

20 preguntas a Ulises Juárez Polanco

. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Escribir sobre lo que nos mueve, sea público o privado.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Escribir de día, de noche, con sol o lluvia, con frío o calor, pero escribir. Como diría Oliverio Girondo: “Escribir de amor, de hastío, de alegría. Escribir de frac, de flato, de flacura. Escribir improvisando, de memoria. ¡Escribir todo el insomnio y todo el día!”

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

Ninguna, con todas se aprende do’s or dont’s y si hubiese alguna, toco madera para que no sea ninguna de “los 25 secretos mejor guardados de América Latina”, que ya suficiente responsabilidad ha caído.

4.¿Y la injustificadamente olvidada?

Infinidad de títulos que, siendo memorables, no logran competir con el mercado y pasan desapercibidos.

5.¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

À la recherche du temps perdu, de Marcel Proust. No logro terminar ese monstruo. Con otros libros he intentado hacer trampa, pero soy un mentiroso que no sabe mentir y que termina confesando lo que no ha leído por precaución. Aceptar que no he leído todo es confesar que antes que escritor soy un lector que tiene tareas pendientes.

6.¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

Aquel que después de leído decimos “qué buen secreto era este”, y que después no nos logramos explicar cómo había pasado desapercibido.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Hace daño que el autor se lo crea. Desayunar egos revueltos a diario tiende al desarrollo del síndrome del yoyo.

8.¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Feliz, porque tendría miles de nuevos lectores. Y seguramente ya no sería un secreto.

9.¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

El Estado debe preocuparse por hacer sus tareas, y suficiente tiene con eso, donde buena parte ya han demostrado ser ineficientes.

10.¿La “escritura creativa” puede aprenderse en un taller?

Uno puede aprender herramientas o lecturas, pero sucede como todo en la vida: que tengamos un bisturí en nuestras manos no nos convierte en cirujanos. Lo importante son las ideas y la imaginación, y esas no se aprenden en ningún taller.

11. ¿Qué es un best-seller?

La alegría de un editor... o la maldición de un escritor.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

Envidio a los escritores que logran escribir de un tirón, y hacerlo magistralmente.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

“Con un libro más, me aburro menos”

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Un Kindle con conexión ilimitada a Internet.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Tengo “prestados” libros desde hace varios años que “sospechosamente” no termino de leer. En garantía, mis amigos me tienen otros, de los que también “sospechosamente” ya he conseguido reemplazos (Espero que mis amigos no lean esta respuesta).

Anécdota: Cuando tenía catorce años encontré en la biblioteca del colegio el maravilloso El mundo y sus demonios, de Carl Sagan, y me cambió la vida. Debí haberlo robado de la biblioteca del colegio, no lo hice por miedo o pena, y empecé a buscar dónde podía conseguirlo. Si tan solo hubiera sabido que tardaría una década en encontrarlo, en una librería de viejos en Uruguay... Cuando me bachilleré me fui a despedir del libro, y comprobé que solo yo lo había pedido prestado. A nadie le hubiera afectado mi atrevimiento.

16.¿Raya los libros?

Dependiendo de la edición y del interés que me despierte un libro, pero sí suelo subrayarlos y hacer anotaciones, especialmente si los leo en casa.

Anécdota: Así como cada lectura es diferente, y depende del estado de ánimo en el que se haga, también las anotaciones y subrayados son una especie de fotografía personal. En 2004 dejé en Argentina una edición de un título que en ese momento era deslumbrante para mí, El túnel de Sabato. El libro regresó a mis manos siete años después, hace unos meses, y descubrí cómo las anotaciones y subrayados en esa edición reflejaban mis obsesiones de entonces, con 19 años.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

En Nicaragua, a toda persona que escribe se le llama “poeta”, incluso si solo se escribe narrativa, como es mi caso. Y eso conlleva al mayor cliché del mundo, que como “poeta” uno es un eterno enamoradizo empedernido que por ser cliché probablemente no deja de ser fehaciente.

18.Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

La búsqueda de la felicidad, no como un derecho, sino como una obligación.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

Luis Buñuel decía a sus ochenta y dos años que después de morir le gustaría resucitar de entre los muertos al menos una vez cada diez años, compraría los periódicos, regresaría al cementerio para informarse sobre las catástrofes más recientes del mundo y finalmente volvería a dormirse contento en el refugio tranquilizador de su tumba. Esto lo rescata Elias Canetti en su Libro de los muertos. Yo haría dos o tres paradas antes, visitaría a algunos amigos, haría dos o tres travesuras y esperaría feliz la siguiente visita diez años después.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

Apaguen las luces al salir.