viernes, 13 de noviembre de 2009

Bastardos sin gloria: 8


A mi no me gustó tanto, aunque muchos lo piropean por ser de Tarantino. La primera escena fue magistral, cuando el cazador de judíos tan indolente mató a varios que vivían bajo el piso.

Después de esa escena ya la película se atarantinó demasiado... lo que me dejó atarantado... la volvió violenta y cruda, un poco de humor negro. El caso que todo giraba en que querían matar a Hitler... y al parecer lo lograron según la película, en un cine que incendiaron.

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Brad Pitt como protagonista envuelto en una misión para matar nazis es sólo parte del cóctel explosivo de Bastardos sin gloria, que, como era de esperarse, ¡ya ha dado muchísimo de qué hablar! En Cinemanía te revelamos todos sus secretos.

Hace mucho que quería matar a Hitler
Escenas en las que varios personajes se apuntan con una pistola al mismo tiempo creando gran tensión, violencia explícita, referencias a películas de culto, una narración por capítulos y mucha ironía, Bastardos sin gloria conserva todas y cada una de las características del universo que ha hecho famoso a Tarantino.

Pero esta película tiene algo especial, fue una catarsis para Quentin. "Por fin me saqué la espina y me atreví a cambiar el curso de la Segunda Guerra Mundial. Quería plasmar un personaje tan grotesco como Hitler con ironía, imaginar lo que habría sido del mundo si nunca hubiera existido. Y, créeme, fue una fantasía deliciosa", nos contó el director, quien con esta cinta también realizó otro sueño, filmar en los estudios de la época dorada del cine alemán en Berlín. "Pude haberlo hecho en muchos otros estudios del mundo, pero hubo muchas razones prácticas y emocionales que me llevaron a Alemania. Por ejemplo, ahí teníamos Babelsberg Studios, que son verdaderamente alucinantes. A mí me gusta construir mis propios sets y crear mi mundo sin importar dónde estemos porque me siento más cómodo y puedo ser yo. Cuando hice Kill Bill, por ejemplo, filmé en los estudios de Beijing. Por otra parte, Alemania me dio dinero para hacer la cinta allí, así que Bastardos sin gloria es una coproducción y eso ayudó a que el proyecto fuera posible. Y, por último, teníamos que filmar en Berlín por todo lo que envuelve la historia. No hubiera sido lo mismo si hubiéramos rodado en Rumania o en Los Ángeles. La mayoría de los extras de la película, aunque se desarrolla en Francia, tenían que ser alemanes. Casi todos los sitios a los que los personajes acuden -restaurantes, salas de cine, bares- estaban llenos de ellos, pues durante la ocupación sólo ellos podían permitirse esos lujos. Así es que necesitaba rostros germanos por todo el set, en las multitudes y en la forma de hablar".

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