Una pelicula completa: accion, suspenso, drama, comedia, amor y más, todo mezclado magistralmente por Ron Howard aunado a la excelente actuación de Russel Crowe, con un final íntimo y emotivo que pone al borde de las lágrimas; y para colmo de bienes, está basada en una historia real.
Narra el éxito del economista John Nash en su juventud, como un matemático y detector de códigos sin igual, y su desgarradora decadencia por esquizofrenia.
Howard logra que los espectadores nos creamos todo lo que sólo está en la mente de Nash, que eran fantasías de confabulaciones militares rusas, de tal forma que veía a personas que no existían, sobre todo a tres: William Parcher encarnado por el fabuloso Ed Harris, a una niña que nunca crece, y a Charles Hernan (Paul Bettany), su mejor amigo desde la escuela que tampoco existió.
Inicia como una comedia, luego se convierte en una comedia romántica, después en en una cinta de acción con persecuciones y disparos, hasta ese momento se despertaba una decepción en mi, por que esperaba más de esta cinta. De pronto, se convierte en drama y suspenso cuando encierran a Nash en un psiquiátrico, posteriormente gira hacia una historia de amor intenso cuando su esposa decide afrontar con el su enfermedad durante el resto de su vida; por último, se torna a dramática y emotiva cuando Nash se da cuenta que la niña no crece y acepta que varias personas sólo existen en su mente, es decir, acepta dolorosa y trágicamente que sufre una enfermedad mental.
Al final, como dije anteriormente, el discurso breve y emotivo que Nash da cuando recibe el Premio Nobel de Economia en 1994 a las 86 años, fue el final perfecto.
Una de las mejores películas que he visto.
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