viernes, 18 de noviembre de 2011

20 preguntas a Enrique Planas.-

1. ¿Escribir sobre lo público o lo privado?

Las disyuntivas teóricas me son indiferentes cuando empiezo un proyecto de ficción. Generalmente voy tanteando de forma intuitiva. Sin embargo, si veo lo que he escrito hasta ahora me doy cuenta que todo tiene que ver con mundos íntimos y escenas privadas. Pero jamás pontifico ni propongo determinadas formas de entender la literatura. Tampoco creo en conceptos puros y sin fracturas.

2. ¿Escribir de día o de noche?

Más bien cuando puedo robar tiempo al trabajo y la familia. Hoy hacer dormir a mi hija recién nacida es mi prioridad. Ya me encerraré luego a teclear.

3. ¿Cuál es la obra literaria más sobrevalorada?

La Biblia. Personajes tan unidimensionales y un Dios tan omnisciente que no lo soporto. Para rescatar: El cantar de los cantares.

4. ¿Y la injustificadamente olvidada?

El olvido en una constante en nuestra tradición literaria. Un condenado al olvido por los críticos y el establishment de su tiempo fue el poeta de vanguardia y venenoso libelista Alberto Hidalgo. No hay injusticia mayor.

5. ¿La obra maestra que nunca ha leído y quizá ha dicho que sí?

Nunca digo que he leído libros que no he abierto. El ridículo al verte descubierto es mayor al de aceptar simplemente tu ignorancia. ¿Qué dirán los amigos mexicanos si digo que, salvo Aura, no he leído ningún otro libro de Carlos Fuentes?

6. ¿Cuál es el secreto literario mejor guardado?

El mundo debería leer a Oswaldo Reynoso, maestro de todo escritor peruano menor de 50 años.

7. ¿Hace daño el culto al escritor?

Prefiero la simple admiración. El culto te vuelve monoteísta. Y son tantos los autores por leer que rezarle a uno solo evidencia una enfermiza falta de curiosidad.

8. ¿Cómo reaccionaría si descubriera miles de copias piratas de sus libros en el mercado negro?

Me sentiría ingenuamente feliz. Que sea el editor quien denuncie el robo.

9. ¿El Estado debe pagar para que los escritores escriban?

A veces los escritores deberían pagar para que los lean. Detesto al escritor que busca una pensión de un Estado benefactor. Prefiero un Estado que invierta en médicos y profesores de inicial, primaria y secundaria.

10. ¿La escritura creativa puede aprenderse en un taller?

No, pero prende la chispa en un tallerista que está a tope de combustible.

11. ¿Qué es un best-seller?

Un misterio.

12. ¿Qué hábito envidia de otro escritor?

Su capacidad para vencer el desaliento.

13. ¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

Busquen a un publicista para eso.

14. ¿Si fuera libro cuál sería?

Estoy en todos los libros que he escrito. Sería ridículo reflejarme en otro espejo.

15. ¿Cuál fue el primer libro que robó o debió haber robado?

Lo recuerdo bien: La juventud en la otra Ribera, un manojo de cuentos de Julio Ramón Ribeyro editado por Argos Vergara. Primera edición de 1983. Lo robé del stand de una feria del libro al año siguiente. Tuve un castigo: nunca pude conocer al escritor en persona.

16. ¿Raya los libros?

Debería hacerlo más.

17. ¿Con qué cliché literario se (le) identifica?

Dicen que soy un escritor “que conoce el mundo femenino”. No hay estupidez más grande que esa.

18. Si estuviera en su poder ser obedecido como gobernante, ¿qué regla le impondría a los ciudadanos?

Decretaría la inmediata revocatoria de los presidentes improvisados. Yo el primero.

19. ¿Qué muerte célebre, de algún personaje real o de ficción, le gustaría tener?

Prefiero ser como ese soldado ruso del cuento popular que metió a la muerte en un saco y solo la dejó salir, muchos años después, cuando él quiso.

20. Si este es su último aliento, ¿cuáles son sus últimas palabras?

“¿Esto nada más?”

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